En una parte sustancial de este libro se lee la poesía americana (en el sentido extenso del término) en busca de los rasgos comunes y característicos que atraviesan el continente. Uno de ellos, fundamental y no suficientemente estudiado hasta ahora, es la preponderancia del poema celebratorio. Debido al destiempo propio de su desarrollo, las literaturas nacionales de las repúblicas americanas no pudieron apoyar su fundación sobre epopeyas o poemas heroicos. Ese vigor se transmutó en una tesitura hímnica, precisamente cuando en Europa la poesía, después del romanticismo, iba a tomar la deriva opuesta, hacia lo elegíaco. A partir de una documentada fundamentación de este «canto de lo presente», que va de Whitman a Marianne Moore y Derek Walcott, y de Chocano y Darío a Neruda y Zurita, Dobry se detiene en la obra de Juan L. Ortiz, el gran poeta del litoral fluvial rioplatense.