Un coro de voces, pertenecientes todas una misma familia gualeya, es el recurso que le sirve a Emma Barrandéguy para componer en Crónica de medio siglo, el cuadro de cincuenta años de historia argentina. Desde 1892, cuando Heriberto, el personaje que mejor marca los hitos temporales, cumple doce años, hasta los primeros días de junio de 1943, Barrandéguy desarrolla una historia elocuente en su tono evocativo en la que desfilan, a la par, los cambios políticos y sociales de la época: la tentativa de una guerra con Chile, el surgimiento de la UCR, las huelgas de principios de siglo, los festejos del Centenario, la muerte de Yrigoyen, las primeras emisiones de radio y los viajes en avión, entre otros.
Desde el sur de la provincia de Entre Ríos, Barrandéguy describe el itinerario vital de una familia engarzada en el acontecer histórico del país y, como en Habitaciones, otra de sus grandes obras, transforma en literatura sus historias apenas disimuladas bajo otro nombre y otro apellido.
Crónica de medio siglo renueva la vieja relación vida y literatura, hasta el punto de no saber bien dónde empieza una y termina la otra: la ficción es autobiografía y ésta se funde, a su vez, con la biografía de la Argentina, mientras el estilo fluido y confidente de la prosa nos lleva de la mano tanto por el suave cauce del Gualeguay, como por las adoquinadas calles de Buenos Aires.