¿Por qué los feminismos constituyen un movimiento tan exitoso en términos de pervivencia y de objetivos (parciales)? Esto se debe a su capacidad de advertir que un movimiento emancipatorio necesita desarmar configuraciones afectivas opresoras para lograr sus objetivos. Desafiar el sentir, burlarse de lo impuesto, fue la estrategia que desplegaron los movimientos feministas para desarmar la configuración afectiva cisheteropatriarcal y reemplazarla por otra. Este libro presenta una serie de intervenciones en las que los feminismos ocuparon el espacio público utilizando la afectividad como motor de sus demandas. La promulgación de la Declaración de los Sentimientos en Nueva York que imponía un modo feminista de entender y ejercer la ciudadanía (1848), la simulación de actos de sufragio por parte de activistas argentinas para conseguir el voto femenino (1920), la celebraciónen homenaje a “la mujer aún más desconocida de ‘el soldado desconocido’” realizada en Francia (1970) y la constelación de activismos llevados a cabo en Argentina para impulsar la legalización del aborto (2018-2020), son algunas de las intervenciones performáticas que analiza Cecilia Macón a lo largo de estas páginas.
“¿Quién cocina cuando hablás de revolución?, ¿quién cuida a los chicos mientras vas a tus reuniones políticas?, ¿quién tipea esos memos que organizan el futuro?, ¿quién toma nota mientras ellos tienen el micrófono?, ¿quién ve siempre que estas iniciativas resultan cooptadas a nivel del discurso y de la acción? Somos nosotras, siempre nosotras. Eso es lo que atacamos. Uds. nos dicen: ‘Habrá tiempo más tarde para solucionar ese problema’. Después: después de la revolución; pero: ¿qué revolución?”
Volante del Mouvement de Libération des Femmes, 1970