¿Qué sucedería si el rol del artista y del público se difuminaran durante una perfomance sonora? ¿Qué lugar tomaríamos ya sea como intérpretes o receptores de lo que suena y vemos? No somos quienes creemos ser —entidades libres, iguales y no mercantilizadas—, tampoco cuando producimos y recibimos arte. Incluso el ruido, aquella otrora manifestación disruptiva y vanguardista, hoy se ha convertido en una parodia de sí mismo. Desplazando el foco de lo sonoro a lo social, el artista y pensador del noise Mattin desarrolla el concepto de disonancia social en un intento teórico y práctico de dilucidar nuestra falta de libertad y descifrar la desigualdad subyacente en nuestros vínculos con otras personas. Disonancia social es una teoría y, a la vez, una partitura; es el ruido social que emerge al percatarnos de las contradicciones en las que nos encontramos inmersxs día a día en el capitalismo contemporáneo. Comprendiendo este nuevo ruido, podremos entender mejor cuál es el margen de maniobra para transformar la realidad.