Entrar a la obra de Mirta Rosenberg es entrar a un espacio donde la materia de la lengua se vuelve cristalina, siendo el estado cristalino el de mayor orden de la materia y aquel en el cual son igualmente mayores las correlaciones internas. Sin embargo, es en el quiebre de su exacta periodicidad, en los delicados, sutilísimos desvíos que impulsan el ritmo y la sintaxis donde florece el cristal único, propio, su singular manera de nombrar lo real. Es allí que se erige la tridimensión del poema en la cual acción, lenguaje y pensamiento se enlazan para extraer el sentido -también por obra de los sentidos- de su perfecta ausencia, como la vía del oráculo es seguir/ lo que crece desde el final.
Sonia Scarabelli~
La poesía de Mirta Rosenberg emerge dentro del panorama de la poesía argentina como una rama independiente, arraigada en las profundidades de la lengua, o de su lectura personal de la lengua y de las ampliaciones que esta encuentra en la traducción. Su obra cabría definirla, si usamos una muy vieja palabra, por el estilo, eso que la hace reconocible entre muchos: su estilo es ritmo y su estilo es alguna clase de fe.
Olvido Garcia Valdes~
Una poesía como condensación de sentido y como acción de vaciado (no el vacío). Una poesía que se despliega extraterritorialmente para luego buscar adentro, en el inscape, algún tipo de anclaje frente a la intemperie de la lengua materna. Por eso Rosenberg arma, como nueva esperantista, una casa bilingüe.
Alejandro Mendez~
Los poemas de El árbol de palabras caminan de la observación apacible hacia el fondo de las pasiones, esa potencia que sustenta el dialogo entre el poeta y un entorno siempre fugaz. Si bien el origen del poema puede darse de manera azarosa, su virtud es la de articular formalmente la emoción: Toda/ pasión concluida/ es emoción /aclarada. Correr/ la silla al sol para rehacer/ el ayer/ y ver como maduran/ bellamente,/ los duraznos este año, señala Rosenberg. No se trata de la elaboración de una figura que resuelva el misterio, sino del mismo tránsito entre el preguntar y el responderse: puede el miedo ser el origen de la acción? cuál será la fuerza creadora? qué diferencia existe entre el sujeto que observa y el objeto que es observado? puede la palabra recuperar lo perdido, lo percibido?. El sitio/ de preguntar es la poesía?, interroga la poeta casi con ironía, recordando el valor que tiene quien en lugar de respuestas utiliza nuevas preguntas: Si supiera qué decir no escribiría,/ me iría de aquí.
Irina Garbatzky~
Al leer el conjunto de El árbol de palabras y al recuperar textos ya inhallables que fueron publicados espaciadamente y sin estridencias a lo largo de veinte años, puede advertirse el rigor y la profundidad del proyecto poético de Mirta Rosenberg. (.) El árbol de palabras esta muy lejos de cerrar este proyecto: cuenta con una enorme capacidad de transformación y de búsqueda, una profunda lucidez, una certeza en el poema que jamas se adocena en la mera afirmación, una inteligencia critica a la vez constructiva y sensible. Mirta Rosenberg ha llegado, en el interior de su poética, a este soleado refugio. Jorge Monteleone~ Estos versos son el resultado y a la vez la definición de una experiencia, sin duda una de las mas sólidas e intensas en la poesía que se esta escribiendo.
Osvaldo Aguirre~
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