Kazuko, la joven narradora de El declive, vive con su madre en una casa del pudiente barrio tokiota de Nishikata. La muerte del padre, y la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, han reducido considerablemente los recursos de la familia, hasta el extremo de tener que vender la casa y trasladarse a la península de Izu. La frágil armonía de la vida en el campo, donde Kazuko cultiva la tierra y cuida de su madre enferma, se verá alterada por la aparición de una serpiente, símbolo de muerte en la familia, y de Naoji, hermano de Kazuko ex adicto al opio que desapareció en el frente. La llegada de Naoji, cuyo único interés consiste en beberse el poco dinero que les queda, empujará a Kazuko a rebelarse contra la vieja moral en una última tentativa de escapar de una asfixiante existencia.