Una mujer abre, como cada mañana, las puertas de su peluquería de barrio. Ese día algo cambia: una aparición, una presencia extemporánea, se le manifiesta en medio del salón. Se trata de un ser bestial, de pezuñas embarradas e indudablemente satánica: un diablo. Enseguida, sin embargo, cuando la mujer lo mira de nuevo, ya no luce como un demonio sino como un hombre abatido, con cierto aire familiar, el cutis macilento y verdoso. Hasta que por fin cree reconocerlo: ¿se trata de José María Arguedas, el escritor genial, el poeta, el etnólogo?