El comienzo es una carta. El padre Sogol tiene la certeza de que existe un Monte Análogo que une al cielo con la tierra, cuya cima es inaccesible pero su base accesible. En principio parece una locura pero, bajo esta consigna, Daumal escribe una verdadera novela de aventuras que a la vez es una obra alegórica. Su muerte prematura le impidió terminar este clásico de culto de la patafísica y el misticismo. En palabras de Daumal, en este relato se «verá un grupo de seres humanos que comprendieron que están en una prisión, y que entendieron que deben, antes que nada, renunciar a esa prisión (porque el drama está en aferrarse a ella), y que parten en busca de una humanidad superior, libre de esa prisión, en la que podrán encontrar la ayuda necesaria».