Atenas, 2010, crisis y protestas como telón de fondo. El agente Evangelos, a punto de jubilarse, está en la puerta de su bar favorito, el Batman. En la maternidad, su hija está de parto. Lo llaman de su trabajo cuando encuentran una cabeza cortada. Va a orillas del río Evros, en la frontera greco-turca, en medio de una zona militar prohibida. El caso es delicado: Grecia tiene que construir un muro de alambre de púas para impedir el paso de los inmigrantes, y necesita dinero de Bruselas, y la cabeza se encontró cerca de Eros, un burdel para soldados...
Este policial negro escrito por el escritor y periodista Nicolas Verdan (traducido por primera vez a nuestra lengua) llama nuestra atención sobre una parte de Europa poco conocida, aunque su situación nos puede resultar familiar. Para escribir esta novela hizo una profunda investigación sobre la trata de personas, entrevistó a la policía griega, a agentes de Frontex, emigrantes y prostitutas.
En El muro griego, el autor cuenta la historia de un hombre y su país, entre el pasado y el presente. Evangelos sigue los pasos de los policías humanistas, desde el Maigret de Simenon al Soneri de Valerio Varesi.