“Los grupos en el jazz no funcionan”, le dijo el ejecutivo de una discográfica a Pipi Piazzolla. Y tenía razón, al menos hasta ese momento. Porque, a diferencia del rock, donde los proyectos colectivos son tan habituales y exitosos como los solistas, en el jazz los líderes son los reyes y los combos con nombres propios –como The Modern Jazz Quartet o Weather Report– son excepciones. Sin embargo, desde 1999 Nicolás Guerschberg en piano, Damián Fogiel, Gustavo Musso y Martín Pantyrer en saxos, Mariano Sívori en contrabajo y Daniel “Pipi” Piazzolla en batería, han transgredido todos los usos y costumbres y logrado lo que ningún otro grupo de jazz argentino: construir un proyecto colectivo duradero en el tiempo y de un alcance y éxito sostenido e impensado para el género. En el contexto de una fuerte renovación generacional, estilística y estética en la más que centenaria tradición del jazz en la Argentina, Escalandrum recorre el mundo –del Birdland neoyorquino, los estudios Abbey Road londinenses, el Teatro Colón de Buenos Aires y los más diversos festivales de jazz, tango, rock o world music–; graba para un sello multinacional –colaborando con artistas como Paquito D’Rivera, Marty Friedman, Elena Roger o Concha Buika–; y aborda con igual solvencia, originalidad y personalidad el repertorio de Astor Piazzolla, María Elena Walsh o las singulares composiciones de sus miembros. Un sexteto de grandes solistas y una historia cuyos primeros veinticinco años merecen su libro propio.