El hecho de conocer a Carlos desde hace años y de saber que trabaja coordinando talleres literarios en cárceles sumado al hecho de que esta novela es sobre un coordinador de talleres literarios en cárceles, me conduce a una teoría: este libro es sobre el autor. Y sin embargo, tan urgente es su formulación, a tal punto aquí se metaboliza lo denso de un trabajo demoledor, que el lector olvida de inmediato las semejanzas entre autor y personaje para representárselas como meras coincidencias, caprichos del destino. Es porque en esta novela, Carlos logra una de las grandes proezas de la literatura, a saber: que, justo donde refiere a lo más profundo de uno mismo, se vuelve más próxima a los demás. Su tema es el desarreglo que existe entre la necesidad de dinero y la obligación humillante de trabajar para conseguirlo. Nada más que acá, con la intención de salvarla, se saca a la vida del medio, que es lo que en general usamos para tapar el agujero entre una cosa y la otra. En su lugar aparece esta novela frágil y monstruosa.
Francisco Bitar