El mundo es texto en tanto la vida misma es escritura. Y muchas veces uno reescribe libretos, los borra, los altera o los tacha. Me interesa ese desborde de la hoja de papel sobre la vida. Como deseo de expandir el mundo, no en el sentido de crear una ficción, sino en el de apresar un caudal de existencia que de otra forma seria inasible. Estamos en una era de transición que no sabemos hacia donde nos lleva. Esto involucra tanto a la escritura como a la figura del intelectual. El mundo todo está en jaque. Quizás esto sacuda la lasitud posmoderna. Freud, Mandelstam, sufrieron hambrunas, deportaciones. Pero el arte, durante y entre guerras, fue formidable. Vivir colectivamente algo de lo real. Que la pandemia toque el lenguaje (que según Burroughs, también es un virus). Que en este cambio podamos resistir.
Javier Galarza