Una mujer se prende fuego dentro de un cajero automático ante la mirada displicente, e incluso gozosa, de otra mujer. Este es el comienzo inolvidable de La señorita Porcel. A partir de aquí se irá desandando el camino, trazando los hechos que desembocan en esa noche fatídica. Y sobre todo, replantea el vínculo entre víctima y victimario: ¿dónde comienza la violencia, en lo simbólico o en lo real? Escena tras escena, Esther Cross irá tallando un bajorrelieve de las clase alta argentina, sus odios, sus códigos, sus mandatos. Y entre el champán y el poder, nuestra heroína llena de rencor y resentimiento viene a hacer, nada más y nada menos, un poco de justicia poética. La única que importa.
Publicada en 2008, ganadora del Premio Internacional de Narrativa de la editorial Siglo XXI en México, La señorita Porcel puede ser leída como la historia de una venganza, elegante, por cierto, pero es también el holograma de aquellos días en los que un país en decadencia bailaba al compás de un helicóptero huyendo. Esta maravillosa novela de Esther Cross nos ayuda a mantener fresca la memoria y sus continuidades, advertir las repeticiones y valorar las rupturas.