La primera novela de Paulina Tuchschneider, La soldado, se devela como un tratado sobre el cuerpo y su relación material con el mundo. Desde niña, la protagonista experimenta fobias y reacciones físicas tanto en el colegio como en el hogar, donde vive con su madre. Su adolescencia transcurre entre noches en bares y fiestas, pero eso sólo acentúa su soledad y estado de extrañeza. Mientras la vida pasa como levitando, recibe el aviso inevitable y fatal: debe comenzar el servicio militar, obligatorio en Israel. Aquí comienza la verdadera historia.
“Cuando la soldado no puede decir algo, su cuerpo habla por ella. Todo lo ve, lo huele, lo percibe y por eso es tan difícil engañarlo. El gran detalle es que este cuerpo no se ajusta al ideal «femenino». Se planta, íntegro y desnudo, tal como es, con su peso, su fisiología, su deseo y repulsiones. No es casual que sea este cuerpo el que se rebela en la base militar donde acecha el fantasma de la guerra. La crítica se encarna literalmente en la soldado como un lema, como un arte. Lo hace con el estilo arriesgado de la irreverencia y el humor, y gana la apuesta.”
Esther Cross