¿Qué significa decirlo todo? ¿Es posible develar el pensamiento, hacerlo explícito y libre de todo secreto? Para Silvia Schwarzböck pensar es malpensar. Y la tarea del pensamiento es volver explícito aquello que permanece oculto, institucionalizado e idealizado. Schwarzböck nuevamente deslumbra con su agudeza, como en Los monstruos más fríos. Estética después del cine. Si allí recorría los meandros de la imagen, aquí se ocupa de la praxis filosófica y la escritura en su estado más sensible, es decir, de la experiencia del yo. Sin embargo, ese yo sensible no aparece ligado a los modos del bien pensar, sino al contrario, apela al mito de la Medusa para develar ese yo que en su autopercepción intuye una monstruosidad.
Schwarzböck explora el femicidio que comete Althusser cuando asesina a su esposa, el erotismo exacerbado de Bataille y la crudeza de Céline, pasa por el gran libro de los verdugos y sus víctimas, de Osvaldo Lamborghini, el silencio de los vencedores de Fogwill, por Masotta y Correas, por el mundo monstruificado de J.G. Ballard, la sociedad de los demonios de Patricia Highsmith y el anarquismo protofeminista de la joven Simone de Beauvoir, entre otros temas. Estas páginas invitan a pensar como quien atraviesa un largo camino escarpado, para llegar a descubrirnos sin ninguna clase de condescendencia.