Relatos donde se lleva al límite la capacidad formadora y transformadora del lenguaje, donde se logra contar lo incontable, iluminar recodos íntimos pero también universales y ofrecer una experiencia similar al roce de un primer copo de nieve en la piel: efímero, inolvidable y paradójicamente cálido. Publicado originalmente en 1983, este libro se hizo enseguida un lugar entre las obras de culto de la narrativa argentina porque “Marcial Souto —escribió Ray Bradbury— es único: fresco, imaginativo, fascinante”.