Es conocida la idea que postula a la rarefacción del lenguaje, o su torsión poética, como la médula de lo literario. El concepto proviene de las ciencias físicas: el proceso mediante el cual una sustancia se hace menos densa, más sutil. Ambas intenciones, la voluntad de instituir una lengua propia y la de quitarle compresión a la materia narrativa, atraviesan Peso estructural.
De un lado, Ingre: una joven profesora de danza contemporánea y su vida en la ciudad, el roce social, la exploración de la sexualidad, las preocupaciones por la materialidad de las cosas. Del otro, su hermano Juan en una embarcación varada en un río de Brasil, la omnipresencia exuberante de la naturaleza, el hallazgo de una lógica liberadora en el estancamiento.
Como Hidrografía doméstica y Hélice, esta tercera novela de Gonzalo Castro propone una voz en constante propagación de sensibilidades textuales. Una prosa lanzada hacia lo íntimo que logra naturalizar su idioma y revelar, así, un mundo ahora refundado bajo una gramática del encantamiento.