En un paisaje devastado por la guerra, una joven iraquí se descubre embarazada de un hombre ausente. Es su secreto; cuando deje de serlo, su vida ya no tendrá valor para el entorno familiar. Basta con un retrato breve de sus parientes para detectar un nudo de tradiciones simples que seguramente producirá el femicidio. Como sucede en la tragedia clásica, la esencia nunca está en la historia que se nos cuenta. Lo trágico es la situación de los personajes: ninguno de ellos tiene recursos para oponerse a su destino, ninguno puede evitar cumplir su rol. Todos sufren la violencia que les toca.