«No había chance de que Kid A sonara como OK Computer. Estaba harto de la melodía. Solo quería ritmo», decía Thom Yorke para Q Magazine tiempo después del lanzamiento del cuarto álbum de Radiohead. Influenciados musicalmente por Warp Records e ideológicamente por el libro No logo de Naomi Klein, con Kid A Radiohead desafió a la industria musical que quiso imponerlos como «la banda alternativa que salvaría al rock de la decadencia» para convertirse en un grupo que funcionaría bajo sus propias reglas creativas y comerciales. En este libro, Marvin Lin analiza por qué Kid A constituyó una clara ruptura respecto de la estética anterior de Radiohead: la incorporación de máquinas de ritmos y sintetizadores, sobreponiéndolos a la instrumentación tradicionalmente asociada al rock; la creación de las letras mediante cut-ups dadaístas; el uso de breves piezas audiovisuales en lugar de videoclips; el apoyo explícito a movimientos ecologistas y anticorporativos, y una postura crítica frente a la industria musical que derivó no solo en la organización de su propia gira sin sponsors, sino también en la adhesión temprana al naciente paradigma de circulación, acceso y consumo de música mediante softwares de intercambio como Napster. Kid A, lanzado en el año 2000, fue un disco duramente criticado por los medios especializados y resultó desconcertante para los fans. Si bien rompía con la lógica que sostenía Radiohead desde hacía más de media década, con el tiempo fue revalorizado como un álbum fundamental en el desarrollo conceptual de la banda.