Este largo poema novelado, irreverente y experimental, escrito como si el castellano estuviera a punto de volverse una lengua muerta, es una alegoría monstruosa de la heroicidad. Ópera bufa de sintaxis decimonónica donde un cultor del lenguaje frasea en todos los registros y sugiere, con humor, que la generación del 37 enmascaró locura detrás de una supuesta racionalidad letrada. En Sanmierto, Emilio Jurado Naón pone al discurso historiográfico en un pentagrama y hace música. En sus páginas encontramos a un Sarmiento a contra realismo: general de imprenta, gobernador de San Juan, preso, violador, profanado, execrable, gagá, egotista, hiperbólico, extemporáneo, caricaturesco, trepanado, grandilocuente, desdibujado, recién hecho. Una anti hagiografía del prócer, lascivamente desacralizada con todas las disonancias y acoples de la distorsión.