Nadie adoró tanto caminar a la intemperie como el dromómano Robert Walser, que convirtió el arte de viajar a pie en un procedimiento literario. Los personajes de estos cuatro relatos apenas si dejan de caminar. Dan un paso tras otro mientras descubren, fascinados, la naturaleza que los rodea y los efectos casi alucinatorios que ella provoca en su ánimo. Es la naturaleza de Seeland, región suiza vecina a la ciudad de Biel, donde el escritor pasó su infancia, un paisaje de lagos, montañas, bosques y pequeños poblados. Robert Walser despertó admiración en autores como Kafka, Musil, Walter Benjamin, Sebald y Vila-Matas. Elias Canetti dijo de él que era “el más oculto de los escritores”. Esta es la primera vez que Seeland se traduce al castellano.