Ensayo sobre la traducción como trabajo de intimidad y búsqueda, quien escribe estas páginas es la primera hablante del francés en una familia cuya historia se anuda en ciudades-posta transitadas en las huidas de la Segunda Guerra, entre Alemania, Polonia, Francia. Corinna Gepner despliega un cuaderno de retazos donde exhibe lo que la actividad traductora puede hacer con la memoria y con la vida. Entre el francés y el alemán, traducir es provocar sismos encadenados: traer los ecos de una guerra de la que no fue testigo pero que marcó la historia de sus abuelos –sus fugas, sus ausencias, sus apuestas– y romper la tierra que sostiene su francés, una lengua sin raíces.