En Tropel los poemas hablan de heridas, suceden en una atmósfera áspera y encantada, y el trote lo marcan las apariciones: caballos albinos, caballos ensimismados por el sol, ponis, jinetes mentales, personas montadas en calaveras, personas que desde una cima cabalgan un punto de vista o un silencio que se abre. Cada poema traza un recorrido pausado; deja huellas, rastros, ondas vibratorias y sustracciones. Reunidos, cuentan una historia intermitente que monta y desmonta la fantasía.
Paula Peyseré