Cuando el editori de Postales Japonesas me preguntó si tenía un libro para pasar a la editorial, en un primer momento mi mente quedó en blanco. Una vez repuesto, pensé en un trabajo que venía haciendo en tornoa la literatura argentina y recordé que, aparte de lo ineludible (Borges), tenía entrevistas a autores y personalidades de la industria del libro que hablaban del mentado contracanon: Beatriz Sarlo hablando de Saer, el editor espalol Anxo Rabuñal hablando de Osvaldo Lamborghini, María Moreno de Walsh y desde luego María Kodama de Borges. Luego me di cuenta de que había otros aspectos que se abordaban en otras charlas: los 60 en Argentina con Germán García, el canon con Gabriela Cabezón Cámara, la vanguardia con Ricardo Strafacce y el feminismo y las disidencias sexuales con Fernanda Laguna y Camila Sosa Villada. Obviamente que las charlas no se centraban exclusivamente en estas cuestiones, se ampliaban en ese campo de batalla que es siempre, para mí, una entrevista. Agregué finalmente a dos compatriotas: Diamela Eltit y Raúl Zurita. Eltit, porque en un punto complementaba lo que decían Cabezón Cámara, Laguna y Sosa Villada. Y Zurita, ese último mohicano de la tradición poética chilena, porque me ayudaba a señalar que este era un libro de literatura argentina armado por un chileno.
Gonzalo León