Annie Ernaux se esfuerza aquí por reencontrar los diferentes rostros y la vida de su madre, muerta el 7 de abril de 1986, al término de una enfermedad que había destruido su memoria y su integridad intelectual y física. Ella, tan activa, tan abierta al mundo. Búsqueda de la existencia de una mujer, obrera, luego comerciante ansiosa por mantener su nuevo estatus y por aprender. Puesta al día, también, de la evolución y la ambivalencia de los sentimientos de una hija por su madre: amor, odio, ternura, culpabilidad, y, por último, apego visceral a la anciana disminuida.
«Como el resto de su narrativa, esta pieza, exquisita, terrible, no es ni autoficción ni novela; es una escritura que hace del yo literario un personaje colectivo: alguien que con sus palabras dice también nuestras verdades.» Begoña Méndez, El Cultural